La decana de la Facultad de Lenguas, Graciela Ferrero, viajó a Madrid para participar en el acto de ampliación del legado depositado por la UNC en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes.
La ceremonia contó con la presencia del director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, y el director editorial de la UNC, Marcelo Bernal. Durante el evento, se destacó la importancia del aporte de la universidad al acervo cultural hispánico y su compromiso con la preservación y difusión del patrimonio lingüístico.
El Instituto Cervantes, creado en 1991 por el Gobierno de España, tiene como misión la promoción del español y la difusión de las culturas hispánicas en el ámbito internacional. Con presencia en más de 90 ciudades de 45 países, la institución fortalece el intercambio cultural y el estudio del idioma en diversas regiones del mundo.
La UNC había realizado su primera contribución a la Caja de las Letras en mayo de 2024. La ampliación de este legado, mediante el volumen que contiene las versiones del Manifiesto Liminar en seis lenguas, reafirmó el compromiso de la universidad con la preservación y promoción del idioma español y su historia. Mirá el acto acá.
Discruso completo de la decana
Bueno, ante todo y, por supuesto, nuestra gratitud al Instituto Cervantes, en la persona de su director, y en representación de nuestro rector, Jhon Boretto, así como de toda nuestra comunidad universitaria, porque de eso se trata la UNC.
Me conmueve particularmente lo que el poeta García Montero dijo recién con respecto a esta institución y el ser "memoria del futuro" este recinto.
Porque de eso se trata lo fundamental de nuestro legado: el Manifiesto del 18 es, como todo texto de cultura, un documento y un monumento. Es un documento porque describe una determinada situación histórica, vivida por sus autores como un orden injusto: una universidad cerrada, aislada, clerical, monástica, como se dice en la introducción al Manifiesto, cerrada a la ciencia: un orden injusto.
Frente a ello, los reformistas proclamaron una nueva forma de convivencia universitaria, lo que podríamos llamar una eutopía.
¿Qué pedían?
En primer lugar, lo básico: la libertad de cátedra. Luego, la gratuidad de la enseñanza como una garantía para el acceso de todos a la educación superior. El cogobierno universitario, el cogobierno como lo tenemos hasta hoy, con la participación de docentes, estudiantes y trabajadores nodocentes.
Pero, además, la reivindicación de la autonomía universitaria y, por supuesto, de algo que es señero en nuestra universidad: la extensión universitaria, es decir, su vinculación con la sociedad.
Pero dije también que el Manifiesto es un monumento, y de los monumentos prefiero entenderlo como un faro, algo que ilumina. Porque si denuncia un orden injusto, también enuncia un nuevo orden, una nueva forma de convivencia. Es proclama, pero, fundamentalmente, programa.
Y fíjense que no es menor hacer legado hoy lo que un grupo de jóvenes que creyeron en una universidad diferente, frente a ciertos discursos de personalidades dominantes que resultan lesivos de lo que es, no solamente, los estatutos universitarios, sino todo el sistema de educación pública argentina y de la educación pública superior y, fundamentalmente, de nuestra Constitución. Frente a eso, nos hemos pronunciado y queremos hacerlo en este momento, porque este recinto es memoria de futuro.
Y decimos que en nuestra UNC seguimos abogando por políticas de no discriminación en razón de raza, la religión, la ideología, la opinión, el género, por supuesto, y pertenencia a comunidades y grupos minoritarios. Esta es la base de nuestra defensa inclaudicable de los derechos humanos universales, junto con el respeto por la identidad de género, la inclusión y la contención universitaria como garantías del acceso equitativo a la educación, que está preservado por la Constitución Nacional.
Pero además, frente a esas mismas voces que no creen en el cambio climático y sus consecuencias, en la producción de conocimiento, ya sea en la investigación o en la educación, de manera transversal en toda la humanidad, estamos trabajando sobre las consecuencias de este cambio climático y la nuestra es una verdadera preocupación y ocupación ambiental.
Sobre esto podemos avanzar, mejorar, corregir detalles, pero no retroceder. Y esto queremos afirmar hoy como un legado también de la UNC en defensa de su autonomía, porque nos sentimos, fundamentalmente, éticamente responsables con respecto al legado del Manifiesto.
Muchas gracias.